¿Quién hubiera imaginado que el viernes 25 de septiembre el estadio de Coquimbo volvería a latir con la intensidad de un clásico sudamericano, aunque sin espectadores? La respuesta la dio Universidad de Chile, que se impuso 2-1 a Alianza Lima y confirmó su lugar en las semifinales de la Copa Sudamericana, el torneo continental de fútbol más importante después de la Libertadores.

Detalles del partido

El encuentro comenzó con una explosión de ritmo por parte del equipo local. A los cinco minutos, el joven delantero Lucas Assadi, recién promocionado del fútbol base, aprovechó una desbordada por la banda izquierda de Matías Sepúlveda y, con un disparo preciso, venció al guardameta peruano Viscarra. La madrugada del gol dejó a los espectadores en casa con la adrenalina a flor de piel, y marcó el tono de lo que sería una tarde decisiva.

El segundo tiempo vio al albiazúl consolidar su ventaja con Javier Altamirano, quien recibió un pase corto en el centro del campo y, sin pensarlo mucho, disparó al ángulo inferior derecho. El gol llegó apenas un minuto después del descanso, y el marcador 2-0 pareció sellar el destino de la quiniela. Alianza Lima, sin embargo, no se rindió: a los 78 minutos logró acortar distancias mediante un cabezazo de su delantero estrella, pero la alegría duró poco.

El partido se jugó bajo condiciones poco habituales: el estadio estaba vacío. Las autoridades decidieron cerrar las gradas por temores de violencia, recreando una atmósfera similar a la de los partidos de la pandemia. El silencio solo fue roto por los cánticos en la radio y la energía de los propios jugadores, que se esforzaron por crear un ambiente propio.

En cuanto a la alineación, el técnico Gustavo Álvarez mantuvo una estructura sólida. Gabriel Castellón defendió la portería, mientras Fabián Ormazábal, Franco Calderón y Matías Zaldivía formaron la línea defensiva. El mediocampo, capitaneado por Charles Aránguiz, contó con la experiencia de Maximiliano Guerrero y la creatividad de Sebastián Rodríguez. En ataque, además de Sepúlveda y Altamirano, el equipo contó con la frescura de Nicolás Guerra, que aportó velocidad y presión constante.

Repercusiones y próximos retos

Repercusiones y próximos retos

Este triunfo no solo abre la puerta a una semifinal, sino que también refuerza la narrativa de un club que buscaba resurgir después de una temporada doméstica complicada. Con la Liga chilena ya sin opciones de título, la Copa Sudamericana se convirtió en la única vía para volver a la gloria internacional.

El próximo rival aún está por definirse, pero el camino hacia la final implica enfrentar a equipos de Brasil, Argentina o Uruguay, que siempre presentan plantillas de gran nivel. La pregunta ahora es: ¿podrá Universidad de Chile mantener la consistencia mostrada en Coquimbo y replicar el espíritu de su conquista de 2011?

Los hinchas, aunque no pudieron asistir al estadio, siguen siguiendo el caso a través de la transmisión en vivo de beIN SPORTS, que cubrió el duelo minuto a minuto. La esperanza se mezcla con la ansiedad, pues una victoria más acercaría al club a su primer trofeo continental en más de una década.

En los entrenamientos de la semana, Álvarez ha anunciado una rotación parcial para evitar lesiones y para mantener frescos a los titulares. Se espera que la táctica se ajuste dependiendo del rival, pero la confianza en el tridente ofensivo de Sepúlveda, Altamirano y Assadi está clara. Cada pase, cada jugada y cada sudor derramado en el campo sin el alboroto de la grada demuestran que el equipo está dispuesto a escribir una nueva página en su historia.