¿Sabías que el 21 de septiembre no es solo una fecha más del calendario? Ese día se dedica al Día Internacional de la Paz, una iniciativa de la ONU que busca recordar que la paz es más que la ausencia de guerra; es la presencia de justicia y respeto por los derechos humanos.
Orígenes y evolución del Día de la Paz
Todo empezó en 1981, cuando la Asamblea General de la ONU aprobó por unanimidad una resolución para crear un día que celebrara la paz mundial. La primera edición se fijó al tercer martes de septiembre, coincidiendo con la apertura de la sesión anual de la Asamblea. La intención era clara: reforzar los ideales de paz entre todas las naciones.
Veinte años después, en 2001, la ONU decidió dar un paso importante: trasladar la conmemoración a una fecha inamovible, el 21 de septiembre. A partir de 2002, esa jornada no solo sirve para debatir formas de mantener la paz, sino que se ha convertido en un periodo de 24 horas de cese al fuego y no‑violencia para los conflictos en curso.
El cambio de una fecha flotante a una fija le dio a la celebración un carácter universal y repetible, facilitando que escuelas, organizaciones y gobiernos planifiquen actividades conjuntas cada año. Además, el propio símbolo de la ONU, la Campana de la Paz, suena en la sede de Nueva York para marcar el inicio de la jornada, recordando que la paz es un esfuerzo colectivo.
Cómo se celebra alrededor del mundo
En la práctica, la celebración adopta formas muy diversas. En muchos países, colegios organizan debates, obras de teatro y concursos de poesía que giran en torno a la temática de la convivencia y la resolución pacífica de conflictos. Las ciudades pueden alzar marchas, conciertos y ceremonias de izado de banderas de todos los continentes para subrayar la unidad global.
Un ejemplo destacado es Chicago, que lleva celebrando el Día de la Paz desde 1978, antes incluso de la resolución de la ONU. Cada año, la ciudad organiza un evento al aire libre con música en vivo, discursos de autoridades y una Minute of Silence que invita a reflexionar sobre la violencia y la esperanza.
- Ritual de la campana: La Campana de la Paz, fundida con monedas donadas de todos los continentes salvo África, se hace sonar en la ONU para simbolizar la llamada al cese del fuego.
- Marchas y vigilias: Miles de personas se reúnen en plazas principales para manifestar su rechazo a la guerra y su apoyo a la justicia social.
- Programas educativos: Universidades y escuelas crean talleres que enseñan técnicas de mediación y resolución de conflictos.
- Acciones locales: Vecinos organizan limpiezas de parques, intercambios de alimentos y otras iniciativas comunitarias que fomentan la solidaridad.
Más allá de los actos visibles, el Día Internacional de la Paz impulsa una reflexión profunda: la paz no es un estado permanente garantizado, sino un proceso que requiere compromiso diario. Desde la firma del Charter de la ONU, los gobiernos se comprometieron a no usar la fuerza salvo en legítima defensa o bajo la autorización del Consejo de Seguridad, haciendo del 21 de septiembre una fecha para evaluar cuánto se ha avanzado y qué falta por hacer.
La estadística muestra que, a diferencia de generaciones anteriores, hoy mueren menos personas en conflictos armados, lo que refuerza la idea de que la paz es alcanzable. Cada ceremonia, cada minuto de silencio y cada campana que suena son recordatorios de que, cuando la humanidad se une en torno a un objetivo común, puede superar las diferencias y construir un futuro más seguro y justo.
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