La búsqueda de libertad de Lyle y Erik Menéndez, conocidos por el brutal asesinato de sus padres en 1989, ha recibido un golpe inesperado. El gobernador de California, Gavin Newsom, ha decidido mantener distancia y no otorgarles el indulto. En cambio, ha dejado la decisión final acerca de su posible resentencia en manos del nuevo fiscal del distrito, Nathan Hochman.
Newsom podía haber intervenido directamente para perdonarlos pero prefirió no hacerlo. Es una decisión que destaca la complejidad política que rodea el caso de los hermanos Menéndez, quienes llevan 35 largos años tras las rejas.
Nathan Hochman tomará el cargo el 2 de diciembre y ya ha expresado sus dudas respecto a la recomendación anterior del fiscal saliente, George Gascón, quien había sugerido una resentencia. Hochman ha insinuado que la propuesta podría estar influenciada por motivos políticos en el contexto de elecciones recientes, lo que añade una capa más de intriga a este ya complicado proceso legal.
Mientras tanto, se avecina una audiencia crucial programada para el 11 de diciembre. Aquí, los Menéndez presentarán seis nuevos testigos, enfocados en demostrar su rehabilitación. Entre ellos estarán funcionarios del sistema correccional, incluyendo guardias y educadores, que han interactuado con los hermanos durante su tiempo en prisión. Sus testimonios podrían ser un factor decisivo para la eventual modificación de la sentencia.
Adicionalmente, la defensa presentará una carta de familiares de las víctimas, abogando por su liberación. Sin embargo, el tiempo sigue siendo un tema delicado. Algunos expertos prevén que el proceso puede alargarse hasta 2025, a pesar del 'optimismo cauteloso' que mantiene el abogado de los Menéndez, Mark Geragos.
Otro aspecto significativo del caso es un recurso de hábeas corpus en espera de resolución, con una respuesta prevista para el 26 de noviembre. Este recurso se basa en nuevas evidencias que sugieren abusos sexuales por parte de José Menéndez, el padre de los hermanos. Entre las pruebas figuran una carta escrita por Erik a su primo y testimonios de supuestas víctimas como Ray Roselló.
Mientras el mundo sigue con atención el desarrollo del caso, los Menéndez esperan que sus esfuerzos por libertad encuentren finalmente un oído comprensivo en la nueva administración del fiscal. No obstante, el camino parece estar lleno de desafíos legales y políticos.
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