Pavel Durov, fundador de Telegram, ha sido detenido en París, generando preocupación sobre la libertad de expresión y la privacidad digital. La falta de detalles sobre las razones de su detención ha alarmado a defensores de los derechos digitales. Este acontecimiento subraya las tensiones entre las tecnológicas y los gobiernos en torno a la seguridad nacional y los derechos individuales.
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